Olorun es como el arco iris, nunca toca la tierra, pero Olofin es de cielo y tierra, así que viene y se va como él desea. Olofin fue quien creó y extendió el ashe sobre la tierra. El ashe es la energía que se encuentra en todas las cosas naturales, ya sean vivas o muertas o inanimadas.
El ashe es también la fuerza positiva, a la que se puede acceder con el conocimiento, la sabiduría y la iluminación. Cuanto más ashe se tiene, significa que hay una vida mejor y más completa.
El ashe se adquiere de muchas maneras, aunque todos los seres humanos tienen una dosis, así como todas las cosas naturales. El ashe es accesible a través de la Naturaleza y el respeto que se muestre por ella, a través del amor, las acciones nobles, la familia y las ceremonias.
Los iniciados en Ifá tienen una ventaja porque el ashe puede recibirse a través de una ceremonia, y esto es algo que no debe pasarse por alto o minimizarse. Obviamente, como en cualquier cosa, una vez que se es consciente de su existencia, debe convertirse en tema de atención permanente para adquirirla. Hay muchas aristas sobre el ashe que no se conocen. Sin embargo, es una piedra angular de la religión Ifá y sus numerosas ramas o tradiciones.
Entender que Olofin es el Creador del ashe y que es la raíz del ashe, resulta primordial no sólo para comprender el ashe en sí mismo, sino también para adquirirlo con éxito a través de su ceremonia. En lucumí hay aproximadamente 100 millones ramas diversas de la religión o cultura Ifá, y se dice que de estos solo alrededor de mil, tienen rango real verificable de Olofinista; es decir, que han recibido a Olofin, aunque muchos dicen que no se recibe.
Es digno de mencionar que muchos reclaman ser Olofinistas, pero no lo son. Algunas de estas personas son conscientes del error y otros son víctimas del mismo, por lo que sus ceremonias se hacen sin ashe.
Ser un Olofinista en lucumí es el peldaño superior de la santería. El Olofinista tiene una relación personal con Olofin y él es el único rango en esta religión que tiene una relación personal con Olofin, excepto aquellos que, dentro o fuera de Ifá, han nacido en el oddun otura sa, o deben ser sacerdotes de Orula y tienen uno o sus tres núcleos en el oddun otura sa o lo obtuvieron como su cuarto oddun, después de completar la ceremonia llamada wanaldo o cuchillo.
A menudo la conexión entre el ashe y Olofin en su ceremonia trae consigo un interesante debate, al igual que en muchos temas lucumí. Sin embargo, independientemente de su forma de pensar, la mayoría coincide en que cualquier seguidor de esta forma de vida, tiene tres componentes claves o credenciales que son: en primer lugar la calidad del ashe adquirido a través de la ceremonia, que depende del linaje de sus antepasados; en segundo lugar, la calidad y duración de la educación recibida de sus mayores y por último, los permisos que se tienen de líderes y ancianos, que autorizan subir de rango o adquirir poderes con rango.
Obviamente, cuanto más fácil se obtienen esos permisos, menos probable será el valor de los mismos. Por lo que resulta muy valiosa la dificultad para la obtención de esos permisos, así como se respetan calidad y duración de la educación. Aquí no hay nada que debatir, es más bien un hecho, y no se debe racionalizar esta conexión entre Olofin, su ashe y el creyente.
A continuación un ejemplo para ilustrar. Si un hombre recibió o tiene pensado o planeando recibir la mano de Orula o una cofa de Orula, también conocida como la primera mano de Ifá, ¿a quién se escogería para llevar adelante la ceremonia?, ¿a un Olofinista o a un sacerdote mayor sin una conexión directa con Olofin?
Algunos incluso lo llevan más lejos y sugieren que, a menos que no lo reciban de un Olofinista, no hay antepasados de linaje. Los antepasados del linaje son, en casi todos los casos los más valiosos de los tres tipos de antepasados; es decir, de sangre, ADN o de propio linaje. Naturalmente, la razón es más que obvia, son los más conocedores y poderosos.
Los antepasados del linaje vienen con el ashe directo de Olofin, por lo que el líder de su ceremonia ashe va directo al líder de la nueva ceremonia y de allí yendo todo el camino de regreso a Olofin. Todos estos líderes tienen un poder tremendo y sus consejos y protecciones no tienen precio.
Se sabe que los antepasados y los muertos aconsejan y protegen cuando se está en el sueño y en el otro mundo. Sin embargo, la interpretación de estos mensajes es también un talento aprendido y adquirido; pero incluso, si la persona no recuerda sus sueños, o no tiene la educación de interpretarlos, los antepasados del linaje todavía protegen a esa persona.
Obviamente, es mejor recibir ceremonias de aquellos que tienen hecho Olofin, por lo menos en Ifá, y por supuesto, en toda ceremonia que oficia un sacerdote de Orula debe estar presente un Olofinista, así como 16 sacerdotes. Ahora hay que señalar que muchos que dan la mano o cofa de Orula en ceremonia no son Olofinistas. Por lo tanto, el debate va más allá y nuevamente surge la pregunta de quién es preferible para oficiar una ceremonia de este tipo, un Olofinista u otro sacerdote que no tiene una relación directa con Olofin.
Lo más recomendable es que haya antepasados para el ashe y linaje en Ifá, un Olofinista para la ceremonia de la mano de Orula y otro diferente para el Itá como sacerdote de Orula. Así se garantizan dos conjuntos de ascendientes de linaje.
En Osha también se puede tener más de un conjunto de antepasados de linaje, ya que estos vienen del orisha individual en oposición a Olofin directo, aún así, son poderosos aliados que no deben pasarse por alto ni ignorarlos.