Olodumare, Olofi y Olorum no tienen sacerdotes consagrados, no bajan nunca y no tienen collares ni rogativas. Otros informantes, explican que Olodumare es el Dios Omnipotente e Inmanente. Es el todo y el más grande de todos. Su esencia es incomprensible para la mente humana. No es un orisha porque no fue creado. Existe desde la eternidad y hasta la eternidad. Se le nombra de otras formas, entre ellas Olorun, que es una manifestación de ese Dios Supremo y se expresa como el dueño de los cielos. De manera que Olodumare es Dios como Todopoderoso y Olorun, Dios Creador sobre el mundo material.
Dentro de la santería, también se le llama Elledáa, que quiere decir Creador. Es la energía de Dios que vive en cada ser vivo y se le asocia con el Ángel de la Guarda. Por su parte, Orí es otro de los nombres dados a Dios y su connotación se vincula con la fuerza que impulsa la vida. Orí se refiere a la conciencia divina. Entre los yorubas se dice que una persona con suerte en la vida, tiene un buen orí.
Olofi es otro de los nombres de Dios en la santería, no así entre los yorubas. Es el nombre más popular con que se llama a Dios. Es el Dios personal del hombre, que es la fuerza creadora de todo lo que existe en la Tierra. Un pataki relata que Olofi estuvo a cargo de amontonar las piedras suaves y planas, incluyendo su ashé en cada una de ellas, es decir, el poder divino. De aquí nacieron los orishas.
Olodumare es en la santería el Dios supremo, único, creador de lo existente y omnipotente. Su nombre significa «Señor al que va nuestro eterno destino» y es su primera manifestación.
Olorun es la segunda manifestación de Olodumare y la más cercana a los seres humanos pues está en contacto directo con ellos. Es el dueño de la vida al dar energía y sustentar la vida en la tierra. Es además el dueño de la luz, los colores, el esfuerzo y el vigor. Se le reconoce en el sol y se le saluda.
Olofi u Olofin es la tercera manifestación de Olodumare. Es el dueño de los cielos, donde está su palacio y corte real, que conforman los orishas. Olofi está en contacto con la humanidad a través de los orishas. Por eso se dice que su relación con los seres humanos es indirecta. Olofi dirige a los orishas y chequea su labor. Nada se consigue sin la asistencia y mediación de Olofi. Vive aislado y muy pocas veces baja a la tierra como energía.
De acuerdo con la tradición, Olodumare es el aspecto inconsciente de Dios, es Dios Omnipotente, al que no llegan nuestras plegarias y rogativas, porque no tiene conciencia. Es neutral, es la energía universal. El poder es el poder y no distingue entre lo malo y lo bueno. Es energía pura. Tiene el poder de crear energías diferentes, ángeles, soldados, por lo que no pueden invocarse energías más allá de las que se necesiten.
Olofin u Olofi es uno que conforma la energía, que llaman Dios. Es el Dios Supremo, que tiene los poderes de todos los orishas. Olofi se creó a sí mismo y ha modificado la conducta de Olodumare para crear a los orishas. Es el poder consciente, el poder creador. El primer fundamento se hizo a Olofi, en la antigüedad, en una roca. Tiene su firma secreta y en ese símbolo se refleja la verdadera creación. Es el dueño de los secretos, mientras que Olofin Orún es el dueño de los secretos del universo y Olofin Ayé es el dueño de los secretos del planeta tierra.
Dentro del espacio infinito de Olodumare, Olofi es una personificación, una entidad. Es la primera personificación definida de Dios y es el responsable de los fenómenos y acontecimientos que tienen lugar en el universo. Personifica a Dios.
Olofi es el creador, el ser supremo que habita en el cielo y que muy pocas veces baja a la tierra. Cedió a Obbatalá todo lo relacionado con los asuntos terrenales y cuando creó al ser humano, quedó desencantado porque la humanidad siempre está en guerra. Por eso solicitó al orisha de los conflictos, Ayáguna, que diera la paz, pero este le dijo que si no había discordias nunca habría progreso.
Olofi entonces se desilusionó y no interfiere en asuntos humanos. No obstante, en las ceremonias y rituales, se pide a un orisha que medie ante Olofi, para que revele su soberana voluntad. Esta es la razón por la cual, babalaos y santeros comienzan sus ceremonias, después de las 12 pasado meridiano de todos los días y se pide la bendición de Olofi. Miran de frente hacia el sol, levantan una mano y rezan o hacen el mayuba correspondiente. Así se encomiendan al orisha que va a interceder ante Olofi para hacer el trabajo y se le ruega su bendición para que todo vaya según su plan.
Su día de la semana es el jueves y el día primero de enero de cada año. En cuanto a sus collares y colores, se dice que son todos y ninguno, aunque como ya se ha dicho aquí, para algunos practicantes su color es el blanco marfil. No tiene animales de sacrificio ni hierbas ni adornos. Esto se debe a que como Dios Creador, todo le pertenece. Sin embargo, sus secretos pertenecen a los babalaos, quienes preservan con todo celo estos misterios.